Treinta años de España en la UE
España celebra el 30 aniversario de su adhesión a la Unión Europea. El
éxito de esta aventura es incuestionable. Ha permitido a España acelerar
su paso a la modernidad, fortalecer su economía y adquirir una mayor
relevancia en el escenario internacional. Sus ciudadanos han adquirido
nuevos derechos y un sinfín de oportunidades, para vivir, estudiar o
trabajar en cualquiera de los Estados miembros, gozando de los mismos
derechos que sus conciudadanos europeos. Este éxito ha permitido que la
integración de España en la UE se haya consolidado con los años.
Los primeros pasos
El 28 de julio de 1977, Adolfo Suárez dirigió una carta a Henri
Simonet, el entonces Presidente del Consejo de Ministros de la Comunidad
Económica Europea, solicitándole la apertura de negociaciones para la
adhesión de España a la CEE. Con esta carta, se iniciaba un período de
intensas negociaciones que, aunque se puede decir que fueron fluidas y,
comparadas con otros procesos de adhesión no fueron especialmente
complicadas, no estuvieron exentas de dificultades.
Probablemente, el obstáculo más difícil de superar fue el llamado
“giscardazo”. En el año 1980 el presidente francés, Giscard d’Estaing
hizo unas declaraciones ante la Asamblea de Cámaras Agrarias que, si
bien no constituyen estrictamente un veto, obligaron a retrasar las
negociaciones. D’Estaing, sometido a una fuerte presión por parte de los
agricultores del sur de Francia, que se oponían a la entrada de vinos y
otros productos agrícolas españoles, proponía una revisión de la
Política Agraria Común (PAC). Esto supondría el bloqueo de las
negociaciones a lo largo de los siguientes cuatro años. Finalmente, la
CEE accedió a revisar la PAC y creó una serie de subsidios para apoyar a
los agricultores que se vieran afectados por la comercialización de los
productos de los nuevos socios de la periferia europea.
Con el inicio de la década de los ochenta, llegaría al poder una nueva
generación de líderes con una fuerte vocación europeísta, cuyo esfuerzo
permitiría allanar el camino para la adhesión de España. Políticos como
François Mitterrand, Helmuth Kohl o Felipe González marcarían las directrices de su gobierno con una firme orientación hacia la CEE.
Además, esta época coincidió con la presidencia de la Comisión Europea
de Jaques Delors, conocido como Monsieur Europe, ya que fue el principal
inspirador de los cambios que necesitaba la Comunidad, entre ellos la
ampliación y el relanzamiento del mercado único. La nueva coyuntura
política permitiría que se desbloquearan las negociaciones. Estos
nuevos líderes serían los artífices de la adhesión de España en 1986,
al mismo tiempo que el vecino Portugal.
La mayor operación de solidaridad de la Historia
Miguel Ángel Benedicto, en su libro “La mayor operación de solidaridad
de la historia”, afirma que España se “ha convertido en el país del
mundo que históricamente más se ha beneficiado por una corriente de
solidaridad proveniente de otros países. Este récord español representa
una cifra tres veces superior a lo que supuso el Plan Marshall para
todos los Estados beneficiarios tras la Segunda Guerra Mundial”.
A cambio, España ha tenido que aportar tan sólo el 1,24% de la Renta
Nacional Bruta, es decir, unos 100 000 millones de euros al año y, en
estos veinticinco años, hemos recibido prácticamente el doble, a través
de los fondos europeos.
La mayor parte del
presupuesto que recibimos, el 80%, está destinado a las políticas
comunitarias agrícolas, a través del Fondo Europeo de Orientación y
Garantía Agrícola (FEOGA), y a políticas de acciones estructurales y de
cohesión. A través de estos fondos, la UE ha cofinanciado con España
proyectos tan diversos como el Ave Madrid-Barcelona, los túneles del
Guadarrama, el saneamiento de la bahía de Santander, el Proyecto
Museológico para Altamira, el Parque Tecnológico de Andalucía, el metro
de Sevilla, el Programa Operativo Doñana, la ampliación de los
aeropuertos de Madrid y Barcelona, el Centro Tecnológico de la madera,
la recuperación de las fortificaciones de Ceuta o el proyecto Ecobús.
Aunque en menor medida, también recibimos fondos sociales destinados a
financiar políticas de inserción social, a fomentar la investigación y
el desarrollo y a programas de educación, que han beneficiado a más de
16 millones de personas. Los principales beneficiarios son desempleados,
jóvenes, mujeres y niños.
Estos fondos han permitido financiar
programas como la Beca Erasmus para estudiantes universitarios que se
trasladan a estudiar a otros países, el Voluntariado Europeo que
pretende fomentar la solidaridad entre ciudadanos europeos o las Becas
Leonardo para jóvenes que desean trabajar en un Estado Miembro distinto
al suyo.
En el ámbito cultural, por sólo dar un ejemplo,
la Unión Europea ha ayudado a financiar numerosos proyectos como la
restauración del Patio de los Leones de la Alhambra de Granada, el
Monasterio de Guadalupe, o la restauración tras el incendio del Teatro
del Liceo de Barcelona.
Es imposible
contabilizar el beneficio que ha supuesto para España formar parte de la
UE. Ser socios de esta Comunidad nos ha facilitado afrontar los nuevos
retos de la globalización, situándonos en primera línea del plano
político internacional. Nos ha permitido acelerar nuestro desarrollo
económico y aumentar nuestra competitividad. Como ciudadanos europeos
hemos adquirido nuevos derechos y se nos han abierto nuevas puertas. Hoy
podemos viajar, trabajar y estudiar en veintisiete países distintos, en
los que gozamos de los mismos derechos que sus nacionales. La
pertenencia a la UE ha supuesto un sinfín de ventajas que serían
impensables si no perteneciéramos a esta Comunidad.
El papel de España en la Unión Europea
Desde su adhesión, España ha redefinido constantemente su papel dentro
de la UE pasando de la periferia menos desarrollada a convertirse en uno
de los principales protagonistas, con una fuerte y consolidada
representación dentro de las Instituciones europeas, caracterizada por
la constante aportación de ideas e iniciativas para contribuir a su
desarrollo. Cabe destacar las aportaciones hechas por España a través de
las cuatro presidencias del Consejo de la Unión Europea, entre las que
se encuentra la puesta en marcha de las nuevas políticas e instituciones
derivadas del Tratado de Lisboa, que entró en vigor el 1 de diciembre
de 2009, durante la última Presidencia Española, que tuvo lugar el
primer semestre de 2010.
La representación
española en la UE ha mantenido siempre un espíritu profundamente
europeísta que ha trabajado por consolidar las instituciones europeas y
en los últimos años ha empeñado todos sus esfuerzos en el relanzamiento
del proceso de integración, simbolizado hoy por la entrada en vigor del
Tratado de Lisboa que fue puesto en marcha bajo la última Presidencia
Española del Consejo.
España ha tenido un
papel imprescindible en la toma de decisiones en ámbitos fundamentales
como la Política Agrícola Común o la Política de Pesca Común, que han
sido instrumentos esenciales para defender sectores clave de la economía
española y que, al mismo tiempo, han contribuido a promover un
desarrollo sostenible y armónico en el conjunto de los Estados.
El sistema legislativo español ha servido como modelo para numerosas
iniciativas europeas. España se ha situado en la vanguardia con una
serie de leyes en diversos temas como pueden ser los transplantes de
órganos o la violencia de género, con tal eficacia que la UE ha decidido
inspirar las directivas relacionadas con estas materias en el modelo
español.
La política exterior de la Unión
Europea ha estado presidida por Javier Solana, como Alto Representante
del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad Común, entre 1999 y
2009. España ha aprovechado su liderazgo para impulsar los lazos entre
la UE y América Latina y con los países del sur del Mediterráneo, a
través de proyectos como el Proceso de Barcelona, la Cumbre UE-América
Latina y Caribe o la creación de la Unión por el Mediterráneo.
La participación en las Misiones Petesberg, la Operación Atalanta o el
alineamiento con otros socios europeos en operaciones de mantenimiento
de la paz de Naciones Unidas han contribuido a garantizar la estabilidad
y seguridad de la UE y a la armonización de las políticas de seguridad
de los Estados Miembros, como germen de una futura Política Europea de
Seguridad y Defensa autónoma.
La España de
hoy no puede entenderse sin Europa. La integración en Europa ha supuesto
una nueva forma de entender la política, la economía y el día a día de
los ciudadanos. A su vez, España se ha convertido en un miembro
imprescindible de la UE, cuyos ciudadanos han mantenido un firme
espíritu europeísta a lo largo de estos años y cuya representación
política en las instituciones europeas se ha caracterizado por un papel
activo y solidario con el resto de los Estados miembros. En los
próximos 25 años, se abren una serie de retos para la UE en los que
España está contribuyendo activamente como la creación de una política
económica común.
Fuente; http://www.onemagazine.es/unioneuropea-espana-30aniversario
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